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lunes, 26 de enero de 2015

Un vecino de La Cuesta mata a su gato al arrojarlo por la ventana de un tercer piso

La unidad Ecológica de la Policía Local imputa al hombre un delito de maltrato animal

Laura Docampo 22.01.2015 | 23:51

Un vecino de La Cuesta mató el pasado domingo a su gato al arrojarlo por la ventana de su vivienda, ubicada en la tercera planta de un edificio de la calle Barrio Nuevo de Ofra. El suceso fue denunciado por una conductora que vio cómo caía el animal a la vía pública. La Unidad Ecológica de la Policía Local se hizo cargo de la investigación y ha imputado al dueño del gato un delito de maltrato animal.

Esta unidad policial intervino también en noviembre del año pasado en el mediático caso de la perra podenca Santa, que murió pocos días después de llegar agonizante al albergue comarcal de Valle Colino con síntomas de desnutrición y un deterioro físico generalizado. Su dueño, un cazador de Geneto, fue denunciado por los agentes ante la justicia por un presunto delito de maltrato.

Entre las competencias asignadas a la Ecológica, compuesta por siete efectivos al mando del oficial Tinguaro Méndez, figura el control de los animales de compañía. Actualmente en el municipio hay 331.189 mascotas, según el Registro Canario de Identificación Animal (Zoocan). De estas, 1.497 están catalogadas como perros potencialmente peligrosos.

Durante el último año, los policías locales realizaron más de medio centenar de intervenciones vinculadas con ataques, peleas y el desmantelamiento de criaderos ilegales de perros peligrosos. Además, levantaron más de 500 actas por infracciones a la Ley 50/99 al comprobar que los propietarios de los perros no tenían licencia, el animal no estaba identificado con un microchip, por sacarlo a la calle sin bozal o sin correa o no tener contratado un seguro de responsabilidad civil, tal y como exige la normativa en estos casos.

La Ecológica ha firmado un convenio con el Colegio de Veterinarios de Canarias mediante el cual recibe mensualmente un informe de las altas de perros peligrosos que se producen en el municipio. Según detalla Tinguaro Méndez, mensualmente se registran alrededor de una docena de altas. El año pasado, entre enero y noviembre, se dieron de alta un total de 105 licencias en todo el municipio. De acuerdo con las estadísticas del departamento, desde que en 2011 se lleva un control de las licencias, se dan de alta más de un centenar al año.

La Unidad Ecológica también interviene en los casos de abandono y en las denuncias por molestias, ya sea por el ruido que causan los animales o por su mal olor. El jefe de la Unidad apunta que, en muchas ocasiones, este tipo de casos se dan en viviendas unifamiliares antiguas que en su parcela tienen una pequeña zona para la cría de animales de corral como gallinas, gallos o conejos. Pero también causa roces entre los vecinos la existencia de explotaciones ganaderas en zonas que, a pesar de ser tradicionalmente rurales, se encuentran rodeadas ahora de urbanizaciones. "Los nuevos vecinos no quieren convivir con los problemas propios del campo, como son los mosquitos, el olor a estiércol o el de animales, y eso genera conflictos en los que tenemos que intervenir", detalla Méndez. En este sentido, enumera más de un docena de actuaciones realizadas por su equipo en los últimos meses. Entre ellas figuran el caso de un vecino del casco que tenía un corral en su casa pero tuvieron que pedirle que lo desmantelara porque el canto de sus gallos no dejaba dormir a los huéspedes de un hotel rural que está en los alrededores. También suscita muchas quejas la cría de palomas y también la de abejas. Un apicultor de Geneto tuvo que trasladar su colmenar por las denuncias de las urbanizaciones colindantes.

Uno de los casos "más curiosos" con los que se ha topado la Ecológica fue el de un vecino que llamó quejándose de la presencia de "animales molestos" en su terraza. "Al llegar comprobamos que su casa estaba construida junto a un antiguo paso ganadero y como la terraza tenía sólo un metro de altura, las cabras y ovejas que iban pastoreando saltaban a su vivienda", detalla Méndez. También tuvieron que perseguir cochinos escapados de fincas en Las Gavias y El Rocío y rescatar animales abandonados.

laopinion.es

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